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    Colaterales/Collateral

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      las ojeras que dan el trabajo mayor

      ojeras de pigmentos puestos a serenar

      excrementos azulados de los ángeles

      sassi, cordera, murmura el santo, sassi

      para el corte del rostro preciso se busca al más grande desollador

      amaso candor demasiado pasado y el santo escupe el ilirio

      de su lengua madre

      silbido que atiendes como un juego de escorpiones

      Se esconde la muchacha en el costado

      y detona la manada

      EN UN CAMPO DE AZAFRÁN AMAN SUS TUBÉRCULOS CON ESE AMOR LILA QUE BAILA EN LAS CESTAS

      No era alquilada la muchacha

      No era de la falange de las puertas místicas

      No era custodia ni letrada de las otras dimensiones ni fundamentalista mariana

      No era asesina

      Evita a Inanna, a Sarasa, huye de su foto en las procesiones

      como una Oriundina de aldea que abre la puerta de la alcoba

      Detonaba por dentro sin rumbo

      para consolar en el pleito de los desalojados letales

      EL PULMÓN DE LA DESPLAZADA CON SU HUERTO SALVAJE SALTA

      Y miente la vulgata sobre los largos dientes de las lilas del azafrán

      que se oyen sus costillas aullar y el bosque limpio de tus carnicerías

      pone en tu cuello las vueltas de tripas semipreciosas

      No escupas tú

      La piel cuélgala

      En cada noche brillando ella sola

      no vive en la burbuja de un blog

      no hay henna en su perfil de verano

      no recita sutras no reputea ni conoce el culto

      de la personalidad

      Es una chica con sus espinas en un tren

      el monte le sale al paso para hacer el desierto

      se enrosca en su planta detonadora el monte se dobla sobre las piedras que pisa

      las piedras crujen llenas de hierba

      su cuello de niebla partida despejada

      O viridissima virga, ave

      floriditatem tuam

      El peso del monte cabe en una piedra cerrada

      San Jerónimo no vuelve a verla

      Visitada por un hombre bueno

      que también la olvida

      Quién te querrá cuando la muerte

      no te quiera más

      Entonces volvieron todos al cuadro

      NIEVA LARGAMENTE EN LA PANTALLA

      y mi tiniebla enroscada en oros de saqueo es la soga

      se descuelga del cuello del beato hacedor de los extasiados tensa por la

      enredadera

      donde están subiendo

      los bienaventurados del baile anual de los que posan

      para la foto del Edén por encargo

      el protocolo es de estricta iluminación jerárquica

      su paraíso artificial del Quattrocento danza

      todo el cuadro es una guirnalda de rosas de ADN

      la tiara del reino

      puerto en cuarentena

      noche verde en el prado

      mi tiniebla como una boa en tu cuello de árbol nevado

      se suelta

      DOS

      EL RAPTO

      Y entre el Sí y el No los espíritus vuelan más allá de la materia

      y las cabezas se separan de los cuerpos.

      —Ibn Arabi (Murcia, verano de 1165)

      CONTRA IBN ARABÍ

      Aquí estoy, en solitario, peleando con la edad, pateando con ambos pies los cántaros del Ser. La noche vibra con una letanía de reflejos sin sombras. Desde su ventana lo Absoluto de perfil contempla sus confines: los sonidos celestiales se propagan a través del viejo estanque en el que el metal y la greda, el pasado y los fines, el hueso y el vocablo vienen a saciar su sed. Revienta el cieno y la conciencia navega contra la corriente. En esta inmensa opacidad de la contemplación en la que el aire es la anticipación de la oscuridad, miro a lo singular elevarse en multiplicidades desde el fondo del ánfora y aguardar en el frío de lo real a ser vuelto añicos. No hay necesidad de entrar en el mar a cuya orilla se detuvieron los profetas, o de violentar la caja fuerte del mundo, ni de que el hombre sea el nudo de la creación y tenga en sus manos el Sello de los futuros tesoros. Creativa dentro de cada uno de nosotros, la chispa, que ya no anhela fundirse con los fuegos del cielo, se vuelve llama, chispa de sí misma, madre de todas las igniciones, nuevas tierras. Una gota huye del océano, se convierte en océano. El universo le tiende la mano a lo efímero.

      —Abdelkáder el Yanabi

      (Baghdad, 1940)

      Traducción al español de Eduardo Gasca a partir de la versión inglesa de Pierre Joris.

      SARGENTO JOSANNA JEFFREY

      (según el relato de una estudiante que regresó del frente y contó en mi clase de español del college)

      Gritos en el horno

      ¿no es Janis Joplin?

      no son conciertos para muñecas suicidas

      ponte a salvo

      ven

      Un año en Irak no es mucho tiempo

      Josanna mía mi aliento de bambú

      Robaría a Josanna Jeffrey

      para el tiempo que nos queda en tus brazos

      breves humedales de Mesopotamia

      Josanna Jeffrey con sus piernas sedosas

      mitones de lujo negro

      es la Ibis sagrada

      en la mira

      Temo la ponzoña del tatuaje

      en un cerebro de Caballero del Stormfront

      al acecho

      Josanna Jeffrey mi centinela de trenzas escarchadas

      más bella que Central Park en invierno

      tatuado de azafrán

      firmado Christo

      la noche de Nínive bajo su casco de guerra

      vas a necesitar las uñas

      que dejas en mi cama

      el cielo de Irak te proteja

      El cielo de Irak para saltar de su rama

      justo a tiempo

      en el fuego amigo

      caballero armado del Ku klux klan por internet

      cuida la manzanilla de su vello ario

      cuando nadie lo ve

      las bajas destripadas de vello oscuro

      corren de su cuenta

      Huelo la ponzoña de sus ritos de baja intensidad

      Voltea

      Salta

      Josanna Jeffrey

      Eres negra eres el cielo de los reyes

      reina de Bagdad mi novia del Bronx

      ruido de la caña los ojos de bengala quebrada

      Josanna Jeffrey dispara primero

      ven

      amo sus riñones preciosos

      perdidos

      en un experimento de Basora

      días calientes lamiendo entre tus piernas

      en un descansador de pantalla

      helada

      como una quemadura de Mosul

      Vuelo de bambú doblado

      tu aliento de violetas de menstruante

      Josanna Jeffrey

      perdió el interés de la industria farmacéutica

      Tus riñones de treinta mil dólares

      tus violetas

      nada

      enroscada en el descansador de pantalla

      como en un vientre

      descansa en mí

      lamo la flecha agujeteada sobre mi corazón

      te doy de mamar

      toda la pornografía que hemos hecho

      para poner los delicados paraísos

      a salvo

      carne amada putrefacta

      se abraza al polvo de 10.000 sitios arqueológicos

      destilados de violetas

      irrepetibles

      para extraer

      tres gotas de aceite

      ese animal

      suelto en un libro de monja

      un dedo de mi pie

      en tu apertura de bambú

      cómo te gustaba

      dijo que al volver tendría una hija

      Nasiriya

      tampoco volvieron las aves

      para retenerte me juego

      la carta Josanna Jeffrey:

      érase una vez l
    as amantes

      perdidas

      en fuegos amistosos que declaran

      la guerra de cada quien

      las sobrevivientes las felices infelices muchachas

      arrasadas devueltas de reyes recién muertos un año después

      gritos en el horno

      retiras la cabeza

      como un pavo dorado

      que todavía

      hay que punzar

      Josanna Jeffrey

      sin pena ni gloria

      no vienes

      la última cerilla

      es para la oscuridad

      LA SANTA , LA CRUZADA, EL SECUESTRO

      Enheduanna, Enheduanna, la noche de lexapro no te ve

      cazadora de visiones estás flechada

      abre la puerta, Oriundina que caí di ceu

      vuelve al árbol de Diana tu libro de veinte años

      cuando el español de las muchachas era Alejandra y el amor de las muchachas

      campos de concentración

      cuando

      las bibliotecas y sus fuegos

      se hacían para hacerte olvidar el hambre, la falta, aquellas guerras

      menores

      y la palabra Chagall recién llegaba de Coruña llamada Blanca Andreú

      pero es de noche en Manhattan

      entre el Eufrates y el Tigris

      donde estuvo el Edén

      amanece el mito contando sus arenas

      la hora cero:

      contar paisajes por última vez

      disueltos en pozos de aceite

      contar torres en llamas

      y a los niños de la casa

      que cuentan alegremente

      las serpientes las almas

      nadie resta la rabia

      nuestro pan de la cena aquí

      no hay lugar en el mundo

      donde no se muerda el polvo, Enheduanna tapiada allá

      al amanecer

      apretadas las gargantas

      es que se están juntando

      se están separando

      las arenas

      nuestros muertos van a recibir a nuestros muertos

      como si tú y yo

      empezáramos a olvidarnos

      RUEGA

      Son pensamientos de refugiados en sí mismos

      presos del ojo del satélite

      de pantallas alucinógenas

      del mercader que me besa en un lago helado

      y en lugar de Farizada insomne

      cuenta ciudades reales o imaginarias como

      cifras del pentágono

      que serán exactas:

      no todos vamos a morir en esta noche

      Y allá la mañana

      canta como un cisne que no oímos

      -No offense

      pero nadie entiende el kitsh de otros lugares

      ni sus chistes

      ni sus dioses

      Los pájaros dorados en los vasos humeantes

      saltan en la noche de cristales rotos

      los golpes de las sirenas y no te muevas

      de tu puesto en la trampa

      de controlada observación

      ANTES DE EMPEZAR YA EN LIVERPOL BOMBARDEARON EL CAFÉ DEL CARDAMOMO

      se cruzan mensajes entre emigrantes venezolanas sin refugio

      ya los muros empiezan a mostrar sus vírgenes por todas las costas

      la ahogada muerta de miedo penando

      Enheduanna

      la verde muchacha del tiempo

      la poeta que se viene a morir en su Chagall

      Suena, el cuscús y la grasa de carnero

      el kitsh de la Joplin de la casa, suena

      Ismahán y Shakira antes de teñirse, suenan

      tus cantaoras en la barra

      compartes un baklava turco

      y el políglota de turno perdida la cuenta

      de sus pasaportes

      las heridas las errancias

      te enseña a escribir tu nombre en árabe

      contra un recuerdo de “Gallitos Azules”

      tropicordiosos

      en extinción

      -No offense

      pero nadie entiende sus conflictos de bárbaros

      Una muchacha venezolana en Liverpool

      llora en la miel de los mabrumes

      regada por el piso

      había deshojado en la menta

      el invierno

      sus cuadernos de extranjera y la sombra violeta del

      Ávila

      con la que vive todavía

      la vaga explicación de sus orígenes

      en primavera

      su confianza es una cifra

      inexplicable

      como las uvas de Esmirna

      joyas en su boca triste

      mientras escribe en su pancarta:

      No sigan

      Sus is a fact y sus no offense

      me ofenden

      Hay intercambio de señales en esta hora

      trueque de infancias

      un mar por otro

      los misteriosos azules del aire

      descritos por Da Vinci

      el silencio corrosivo que queda después de un cisne

      mancha azul que deja de cantar

      en el lago helado del parque

      y al final de Basora la palma de dátiles

      que es lo último que recordarán

      morichales donde nadamos en el sueño

      de la amiga poeta

      que emigra a Israel

      Mientras las muchachas de New York en primavera

      salían del escondite del museo con letras del codex de Leicester

      donde las aguas eran venas del paisaje vivo

      en orden

      en las máquinas de guerra a la lupa

      el diseño muestra los cuerpos abrazados

      a manera de flores protectoras de cariaquito morado

      apagaban los noticieros

      y sus pancartas confundían al enemigo

      que cada quien

      tiene en casa

      MENSAJE DE TEL AVIV: LA VERDE PLEGARIA

      Hay princesas con nombres de batallas

      hay esclavas maquilladoras

      macerando las rosas

      de calígrafa

      ambas mastican las alas del hojaldre

      de la natividad

      todo lo que tocan

      alza el vuelo

      para burlar los decretos

      MENSAJE DE LIVERPOL: LA VERDE PLEGARIA

      Siempre en nuestro patio

      empieza el campo

      de concentración

      y duetos de hierba

      y las madonnas como luces del bosque

      viven poco

      en las doncellas

      que bailan en el agua de invierno

      y guardan celosamente

      nuestras yugoslavas

      cenizas

      VIRUS

      Pasan las negras caravanas

      criaturas migratorias que por temporadas cambian de formas

      de matar

      para provecho de tan alta tecnología

      de aseguradoras

      e iglesias que saben que sólo Dios cuida los lirios del campo

      y cuánto le cuesta un lirio al detal

      mascullan sus rabias al oído público

      “¿Por qué viniste a mí desde el desierto de Nevada soldado armado hasta

      los dientes?

      ¿Por qué hiciste el camino hasta la distante Basora

      Donde los peces solían nadar bajo los escalones de nuestras puertas?”

      Saaddi Yousif

      citó el judío en árabe en su cuaderno Caribe

      -en realidad el bello Yaakov Jacobito

      de venezolana estudiante

      igualados en el básico de gallego y japonés

      en el turno de lavaplatos

      él pensaba de ella

      que estaba más buena que las negras paltas

      salvadoras de la especie sureña del poema de kukurto

      y ella pensaba que él iría jugoso, en un poema de kukurtiño

      muñequitos de manga siemprevivos

      van dibujando:

      aquí los chicos qu
    e sobran

      de todas partes

      por antigua fatalidad de antiguos saqueos

      saltan de la fila de saqueados a la fila

      del ejército

      donde morir es ser un héroe afortunado

      con mejores dividendos para las madres de los diminutivos

      que el trabajo de toda la vida vivo

      sin fortuna

      Oyen muy quietos

      diatribas manifiestos predicadores

      y arden

      con toda la biblioteca

      EL GENIO

      Toda la vida aquel genio del Renacimiento creyó que había agua

      en la luna

      donde a veces creímos el mito del alunizaje

      no hay agua, señores, en la luna

      llena de huesos del cuerno de África

      los ojos brillantes

      de la luna seca

      un sabio oriental de la ciudad

      altavoces en la protesta:

      Desconecten apaguen

      Silencien las Open Source

      Aquellos astronautas nunca salieron del desierto

      de Arizona

      No hay hombres en la luna en los sesenta

      señores

      Hombres y mujeres y aliens oigan:

      No tomemos el lugar destinado a las protestas vamos por otra calle

      presidentes, vicepresidentes, dictadores de izquierda dictadores de derecha

      ya firmaron sus contratos

      Repartida está Bagdad y sus pozos cardinales

      no tienen tiempo

      de ver superproducciones revoluciones

      y funerales cursis

      en la tele

      nosotros tampoco

      Y FARIZADA LA SONRISA DE UNA ROSA CONTÓ —MENSAJE CORTADO—

      Vino la muerte

      y me encontró ocupada

      en tus labios

      y a ti en el dibujo de alheña de la piel

      donde estaríamos

      la muerte y yo

      persiguiéndonos sin vernos en un bosque

      hasta que me dibujaste

      el ojo de gacela

      y a ella

     

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